Inconvenientes de contratar a dedo a un enchufado

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La mayoría de las empresas que contratan a un enchufado lo hacen para solucionar un compromiso personal o ahorrarse los costes de selección. Sin embargo, esta práctica resulta poco rentable, ya que puede reducir la motivación de sus compañeros y afectar al clima laboral.

Un 30% de las pequeñas y medianas empresas recurre a su red de contactos personales cuando necesita cubrir un puesto de trabajo. Esta práctica es una fuente de captación tan válida como cualquier otra, siempre que se someta a los candidatos a las pruebas necesarias: revisión de currículum, entrevista, pruebas de simulación… De otro modo, estaríamos hablando de enchufismo, con todas las connotaciones negativas que éste tiene, ya que implica contratar a una persona por su relación directa con alguien de la empresa, aunque esté menos capacitada que otros candidatos. Sin duda, el error está casi asegurado, y más si se trata de cubrir un puesto de mando.

Contratos a dedo

La mayoría de los expertos afirman que el enchufismo es negativo para la empresa a corto o largo plazo, pero muchas lo utilizan por varios motivos:

● El proceso de selección. El coste en tiempo y dinero que implica la selección entre distintos aspirantes hace que muchas pymes utilicen su red de contactos personales en lugar de otros métodos, en realidad más eficaces, mientras que apenas un 10% de las grandes compañías frecuentan estas prácticas. El enchufe ahorra este proceso, pero a largo plazo no tiene ninguna ventaja. Para la empresa no resulta rentable contratar a una persona que seguramente no está capacitada para cubrir ese puesto de trabajo; pero tampoco es positivo para el enchufado porque, si no se integra dentro de la organización, terminará por marcharse o nunca encajará en su puesto.

● Filosofía empresarial. Algunas empresas prefieren cubrir sus puestos a través de referencias personales directas porque consideran que esta forma de captación es más fiable que buscar a un desconocido por medio de un anuncio en Internet. Ésta es la práctica más frecuente en las empresas familiares o que tienen un estilo de dirección paternalista.

● Por compromiso. El enchufismo está bien visto por quienes consideran el poder y las relaciones sociales como un arma para ascender. En este caso, valoran si es rentable aceptar el compromiso para conseguir sus objetivos en el futuro. Pero, si existen serias dudas sobre la capacidad del candidato, lo mejor es retrasar la decisión sin dar una negativa rotunda. Se puede decir que no depende directamente de nosotros, o retrasar la formalización del contrato alegando que cuando exista una vacante se le tendrá en cuenta.

En el punto de mira

Si, a pesar de todo, la empresa decide contratar a un enchufado, conviene prever los riesgos que puedan surgir:

● Envidias de los compañeros. Es una reacción casi asegurada si los mandos no explican a los empleados que el candidato ha sido contratado por sus propios méritos. Desde el principio le darán la espalda porque siempre tendrán la idea de que él ha entrado a través de otro.

● Desconfianza. El enchufado está en el punto de mira. Basta un mínimo error para que le consideren un inepto, aunque también depende de la actitud del enchufado. Si se integra en su equipo y se esfuerza, dejarán de mirarle con recelo.

● Problemas personales. Si quien ha recomendado al enchufado cae mal a los compañeros, éste caerá también mal, hasta que demuestre que son dos personas diferentes.

● Mal ambiente laboral. Se puede dar por descontado si los compañeros creen que existe un trato de favor. Por eso, es importante no promocionarle antes que a otros compañeros que tengan las mismas cualidades que él.

Conflictos

El protector del recomendado también debe actuar con cautela para evitar cualquier conflicto personal. De lo contrario, puede acabar incluso asumiendo los errores del otro.

Preséntalo profesionalmente. Si el enchufado va a estar bajo tu supervisión directa, preséntalo a sus compañeros sin hacer alusión a vuestra relación personal –salvo que se trate de un familiar–, de lo contrario despertará recelos desde el primer momento. Para evitar los rumores, pide a la otra persona que mantenga la misma discreción sobre este tema.

Evita los
 favoritismos. 
Es fundamental que desde el primer día le exijas el mismo nivel de eficacia que a los demás, para que no intente aprovecharse de la situación. Tampoco se deben ocultar sus errores. Cuando los cometa, sus compañeros deben ser testigos de que se le exigen las mismas responsabilidades.

Intégralo en
 la organización. Explícale antes de su incorporación cómo es el equipo donde va a entrar, la forma de trabajo y la filosofía de la empresa. También se debe tener en cuenta el puesto que va a ocupar, ya que la forma de integrarlo será diferente según se trate de un puesto de mando o de un simple empleado.

Ofrécele un 
puesto a su altura. Procura colocarlo en el lugar más acorde con su experiencia profesional. Si es una persona capacitada, conviene ofrecerle un puesto similar al que tenía en otra empresa para que no pierda
 la motivación en poco tiempo. Aunque se trate de un enchufado, no sería justo para él hacerle empezar desde abajo.

Dale el puesto ya. Si tu idea es que
ocupe un puesto de responsabilidad, debes dárselo desde el primer día y explicar con cuidado a los demás que realmente se merece ese cargo. Siempre es más sencillo para los compañeros aceptar que alguien de fuera ocupe un puesto de mando que admitir un ascenso en pocos meses por delante de otros con mayor antigüedad.

Evita la política de puertas cerradas. Cuando tengas que tratar con él cuestiones laborales, hazlo siempre que sea posible delante de los demás. Las reuniones frecuentes a puerta
cerrada pueden despertar la desconfianza de sus compañeros.

Destínalo a otro departamento. Si tienes una relación familiar con el enchufado, intenta destinarlo a un departamento diferente al tuyo. Incluso –si tenéis distintas sedes– puedes plantearte enviarlo a otra delegación. Con estas medidas no evitarás que sus compañeros conozcan vuestra relación, pero les resultará más fácil desvincularos si no está bajo tu supervisión.

Noticia extraída de: emprendedores.es