¿Seguro que quieres emprender? Si no estás a gusto en tu empresa, a lo mejor no es cuestión de montártelo por tu cuenta, sino de darle una vuelta a las condiciones de tu puesto de trabajo.
«¿Llevas muchos años en la misma empresa y has visto cómo han promocionado a otros con menos antigüedad que tú y menos méritos? ¿Tus logros son casi «invisibles», mientras ves que otros con hazañas mucho menos importantes son mejor valorados? Si es así, no te sabes vender», asegura Mónica Mendoza, psicóloga, consultora y experta en ventas.
1. Ser bueno y parecerlo
Diversos estudios afirman que hoy en día, no solo es importante demostrar la valía, sino saberla comunicar, para poder ascender en el, cada día, más complejo organigrama de una organización. Es el conocido dicho de “no solo hay que ser bueno sino parecerlo”. En este punto se encuentran numerosos trabajadores seniors, de confianza, que han visto pasar los años sin ser reconocidos en su empresa. “Son empleados que no han sabido hacerse ver, se han limitado a trabajar bien, pero no demostrarlo. No han diseñado su marca personal dentro de la empresa”, comenta Mónica Mendoza.
2. Plan de marketing personal
En este contexto la experta destaca “si esa persona «mediocre en su trabajo» lo consigue, tú que tienes talento, ¿qué puedes hacer? No hablo de vender humo, hablo de vender talento, sacrificio y pasión. De pasar de la invisibilidad a la visibilidad, tanto en el equipo de trabajo como en el comité de Dirección”. Para este cometido es crucial diseñar un plan de marketing personal pero siempre con un objetivo claro. El objetivo puede ser promocionar, percibir un aumento de sueldo o, simplemente, ser más tenido en cuenta en la empresa.
3. Venderse como un producto
Para diseñar ese plan de marketing personal Mendoza aconseja, en primer lugar, verse a uno mismo como un producto. “Uno mismo es el producto a vender y para ello se necesita analizar las debilidades y fortalezas”, comenta la consultora. La clave es destacar lo que nos hace más fuertes en el trabajo, si es la gestión de clientes, la efectividad o la resolución de conflictos. “Haremos ver a dirección en qué somos buenos, haciendo visibles nuestros logros. No solo realizarlos sino que lleguen a dirección”. Por otro lado, lo ideal es que sea el resto de los compañeros los que hablen de los logros de uno. Esto dará más credibilidad y evitará parecer una persona con falta de humildad, algo que está muy rechazado en el plano empresarial. En este punto, hay que tener en cuenta un matiz importante, no hablar solo de uno mismo sino del equipo de trabajo, “tus hazañas y méritos son tuyos pero gracias al trabajo en equipo”.
4. A quién venderse
Por otro lado, para saber venderse es necesario saber a quién hay que hacerlo. “No nos valdrá que el compañero de al lado se entere de que hemos hecho este o este otro logro. La idea es que llegue a quien nos interesa”. Y quien interesa no es solo dirección, sino pueden ser personas dentro de la empresa que tengan capacidad de decisión e influencia.
5. Las comparaciones son odiosas
Por último, otra de las máximas en el diseño de ese plan de marketing personal para el senior invisible es nunca compararse con los demás. Las comparaciones siempre son odiosas, y en el trabajo, más. “Comentar que un compañero que se esfuerza menos tiene más sueldo o argumentos similares, no solo no hará que se cumpla el objetivo de ser reconocido, sino que tendrá un efecto negativo”. Pese a todo lo comentado, tal y como señala Mónica Mendoza, la situación ideal es aquella en la que el empleado no tiene por qué invertir tiempo ni energía en saberse vender en la organización, “se supone que la empresa ya sabe detectar el talento y lo sabe promocionar. Pero ya se sabe…de la teoría a la realidad…”.
¿Cómo sabes que la clave está en venderte mejor y no en salir de tu empresa? Según un reciente estudio de Infojobs, evalúa los siguientes siete puntos. Si te ves reflejado en alguno (o más) de ellos, es momento de plantearte un cambio en tu carrera:
1. Necesidad de nuevos retos profesionales
«Cuando el trabajo se convierte en rutina y no hay nuevos proyectos a la vista, el empleado cae en el aburrimiento y pierde la pasión por el trabajo. Afrontar nuevos retos, sin embargo, obliga a seguir aprendiendo y mantiene a la persona alerta y motivada. Así que, si el trabajo se ha convertido en monotonía y ya no hay nuevas responsabilidades, ha llegado el momento de cambiarlo», apunta el estudio.
2. Más valoración de tu trabajo
«Desde los puestos más junior hasta los altos directivos de la empresa, todo empleado necesita que se reconozca su labor dentro de la compañía. Cuando no se valora la implicación de un trabajador con la empresa o no confían en su trabajo, baja el nivel de exigencia personal y, con él, también su compromiso y ganas de seguir creciendo profesionalmente. En ese caso, es hora de buscar un sitio en el que valoren los conocimientos de la persona y confíen en ella para el desarrollo de nuevos proyectos», continúa.
3. Sin posibilidades de crecimiento dentro de la empresa
«Y lo mismo ocurre si no se aprecian posibilidades de promoción dentro de la empresa. No todos los empleados quieren llegar a jefes, pero siempre es necesario ver una evolución en la trayectoria profesional de una persona y afrontar nuevos retos que permitan aprovechar todo su potencial», sigue.
«Informarse sobre las posibilidades de promoción y los planes de crecimiento o movilidad dentro de la empresa será fundamental para saber si existe una posibilidad real de crecimiento», añade.
4. Cambio de ambiente
«Los compañeros de trabajo pueden jugar un papel clave en la satisfacción laboral. Sentirse arropado y saber que se puede confiar en ellos ayuda a crear un mejor clima laboral», destaca.
«Al mismo tiempo, las personas de la compañía deben ser fuente de aprendizaje e inspiración. Esto ayudará a crecer profesional y personalmente a cada uno de los empleados. Si esto falla y el ambiente en el trabajo ha empezado a ser tóxico, ha llegado el momento de un cambio de empleo», continúa.
5. Cuando el rendimiento y capacidad creativa disminuye
«Cuando a una persona deja de gustarle lo que hace, su rendimiento baja. Se limita a hacer su trabajo y pierde capacidad creativa o interés por asumir tareas nuevas. Si se percibe que la jornada laboral se hace cada vez más larga, hay que buscar un cambio», apunta.
6. Pérdida de calidad de vida
«Con los años, los hábitos y necesidades cambian. Puede que una persona haya formado una familia y necesite más tiempo para ella. Además, hay muchos empleos estacionales, con temporadas en las que el volumen de trabajo crece significativamente y, con él, el tiempo de dedicación a la empresa. Pero, si esto se alarga, puede llegar a afectar al plano personal e, incluso, a la salud. Cuando una persona sienta que ha perdido calidad de vida, debe hacer algo por cambiar esta situación enseguida: hablar con sus jefes o buscar un nuevo trabajo que le mantenga motivado. Que le permita, siempre, separar su vida personal de la profesional», recalca.
7. Falta de compromiso con la empresa
«Mantener una postura distante respecto a los principios éticos de la empresa, la misión o los valores puede convertirse en un problema. Y es que es fundamental sentirse identificado y orgulloso de la empresa en la que uno trabaja. Solo así, el empleado estará dispuesto a asumir nuevos compromisos con ella y sentirá que su trabajo merece la pena», concluye este estudio.
Noticia extraída de: emprendedores.es