¿Cuándo ha llegado el momento de cerrar tu empresa?

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cierre cerrado

Renunciar a años de trabajo resulta indudablemente difícil, pero en ocasiones hay que tomar la decisión de cerrar el negocio.

El inversor y profesor en distintas escuelas de negocio Antonio Manzanera, apunta en su libro Los 10 mandamientos del emprendedor cinco señales que apuntan peligrosamente al cierre de un negocio antes de que sea demasiado tarde.»Eso sí», advierte Manzanera, «es posible que un emprendedor testaurdo se termine saliendo con la suya y consiga terminar haciendo viable un negocio que parecía abocado al cierre. El inversor profesional no siempre acierta en sus pronósticos agoreros».

1. Cuando tienes agujeros de caja que no se solucionan

«La caja es el reloj biológico de un negocio y, cuando se termina, la empresa muere. Sin embargo no es preciso que la tesorería se agote para descubrir que nuestro negocio debe cerrar», resume Manzanera.

«Analizar su evolución, incluso en momentos en que hay ventas es útil como indicador de la capacidad de la empresa para autofinanciarse. Cuando la gestión del circulante es adversa, cuanto más vendamos, más caja quemaremos, y si no se consigue revertir la situación, la empresa no tiene ninguna viabilidad«, continúa.

«La teoría dice que con la gestión comercial debe paliarse en su mayor parte las necesidades de financiación, y si ello no ocurre es preceptivo cuestionarse el futuro del negocio», concluye.

2. Cuando han pasado años y tu Ebitda nunca se vuelve positivo

«Sabemos que el resultado de explotación (EBITDA) de las startups es negativo durante los primeros meses de su vida, precisamente hasta el momento en que alcanza una masa crítica de ventas que le permita cubrir sus gastos operativos», explica, de partida, Manzanera.

«Cuando pasan esos primeros meses -o años, en algún caso- y el EBITDA continúa siendo negativo, el problema puede deberse a algo más serio: la demanda de nuestra startup no es suficiente para cubrir los costes de operación. Esto es grave ya que mantener abierta la empresa para servir a nuestros clientes nos hace perder dinero. La pregunta ya no es cuándo seremos rentables, sino si nuestra ide es un buen negocio…», plantea.

3. Cuando te enfrentas a plazos de decisión de compra cada vez más largos

«Vender no es fácil y algunos productos implican largos periodos de decisión por parte de los clientes. Hasta aquí todo es normal y, hasta cierto punto, lógico», plantea este inversor privado. «El problema viene cuando los tiempos se extienden de manera exagerada, y ese cliente que nos firmó una declaración de interés ya no nos coge el teléfono o no nos envía nunca la aceptación del presupuesto», continúa.

«En muchas ocasiones los clients no quieren decirnos que ‘no’ cuando la realidad es que no quieren comprarnos. Les resulta menos incómodo darnos largas, demorando la respuesta», argumenta.

¿Cómo se distingue de un cliente que sí quiere comprarnos, pero que nos da largas? «El cliente interesado puede que tarde en comprarnos, pero nunca pierde el contacto: nos pide que esperemos, nos solicita descuentos, pregunta dudas, pide demostraciones… en definitiva, te llama», explica este experto.

4. Cuando te ves obligado a lanzar constantemente nuevas versiones de tu producto

«El problema no están en lanzar nuevas versiones, sino en lanzarlas sin que las anteriores hayan tenido tiempo de funcionar comercialmente. El problema de fondo es que ese producto no satisface plenamente la necesidad de la demanda, y, en su consecuencia, cada producto que lanza al mercado supone la traducción de una inversión que no tendrá un retorno económico», apunta Manzanera.

«Se trata de empresas con un horizonte d generación de caja muy distante», alerta.

5. Cuando dependes en exceso de subvenciones y ayudas

«Son muchas las empresas que nacen con vocación empresarial, pero terminan derivando en entes cazasubvenciones cuyo único objeto es presentar instancias y cumplir objetivos de las convocatorias», señala.

«Este tipo de fuente de financiación es esencial durante las etapas iniciales de la vida de la empresa, pero si con el tiempo la dependencia no desaparece, corremos el riesgo de dejar de ser un negocio y convertirnos en un centro de investigación«, advierte.

«Los emprendedores de este tipo se muestran deprimidos cuando el mercado de capital riesgo les da la espalda, y no lo hace por antipatía a sus tecnologías, sino hacia aquello en lo que se han convertido: unas entidades paga-sueldos sin el menor interés en vender y hacer rentable su tecnología», concluye.

¿Cómo puedes hacer un diagnóstico financiero de la situación de tu empresa?

1. Ratio de liquidez=Activo circulante/Pasivo circulante

Mide la capacidad de responder a las obligaciones corrientes; es decir, si puedes hacer frente a tus deudas a corto plazo. El resultado de esta fórmula debe ser mayor que 1, de lo contrario estamos en una situación en la que nuestro efectivo (activo) no puede soportar lo que debemos (pasivo), y que de no corregirse en el plazo legal establecido para ello, desemboca en la obligación de presentar el concurso de acreedores.
Podemos ir un poco más allá y buscar el ratio de liquidez inmediata, aplicando la misma fórmula, pero restando al activo circulante las existencias. Es decir, la fórmula sería: liquidez inmediata = (activo circulante – existencias) / pasivo circulante. Buscar este ratio supone una medida de prudencia, ya que muchas empresas tienen artículos obsoletos que no se van a poder convertir en liquidez. Cualquier eventualidad en las ventas puede generar problemas, si  no tenemos en cuenta este dato. Para que el resultado sea óptimo, debe ser superior a 0,75.

2. Fondo de maniobra=Activo Circulante–Pasivo Circulante

El fondo de maniobra, que es la diferencia entre el activo circulante y el pasivo circulante, te ayudará a conocer las necesidades de financiación para responder a las obligaciones corrientes (las que se dan de las operaciones a corto plazo).

3. Ratio de Endeudamiento=Exigible Total (corto+largo)/Recursos propios

Este ratio se mide en veces. Se considera óptimo un resultado cercano a 2, aunque también depende del tipo de negocio del que hablemos. En algunos casos, pueden ser aceptables endeudamientos superiores.
En el ejemplo, la empresa tiene un ratio de 3,8 veces el valor de la empresa. ¿Qué significa esto? Que tiene un ratio de endeudamiento elevado, lo que implica mayor apalancamiento y mucho más riesgo. Esto a su vez indica que existe la posibilidad de tener problemas ante cualquier eventualidad de no renovación de préstamos, subida de tipos o impago de algún cliente. Conviene estar dentro de los márgenes de cada negocio.

En los sectores productivos, en cualquier industria, por ejemplo, es normal tener un ratio de endeudamiento alto.

4. Ratio de solvencia=Activo TOTAL/Exigible total

También se mide en veces. El resultado de esta fórmula debe ser mayor o igual que uno,  y se considera normal en torno a 2. Lógicamente, cuanto mayor es este ratio, mayor es la solvencia de la empresa.

Noticia extraída de: emprendedores.es