Estos son los 7 pecados capitales del liderazgo

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Rodearse de clones, incapacidad para ser flexible, dificultad para garantizar la autoconservación del negocio… Un emprendedor tiene que pensar: ¿qué decisiones tengo que tomar para colocar la compañía en el medio plazo en las condiciones más competitivas posibles? Más de un centenar de emprendedores y altos ejecutivos han compartido con nosotros todos estos fallos en su camino hacia un liderazgo efectivo.

1. Rodearse de clones

Muchos emprendedores, muy comprometidos con su proyecto, cometen el error de rodearse de gente que piensa igual que ellos. No quieren tener gente que cuestione cosas, que aporte puntos de vista distintos porque yo-sé-muy-bien-lo-que-tengo-que-hacer-con-mi-empresa. Así tenemos empresas en las que todo el mundo piensa igual.

En el mejor de los casos son gente muy competente, pero piensa igual, y, por tanto, no hay puntos de vista, no hay confrontación sana y la empresa pasa a ser unilineal. Y en el peor de los casos, el emprendedor se rodea de gente mediocre, de gente que dice “amén” a cualquier cosa que diga.

2. Incapacidad para adaptarse

Muchos emprendimientos fallan, con lo que desde el primer momento tiene que haber un compromiso total del emprendedor. Si no hay compromiso, no hay avance. Muchas veces el emprendedor tiene una idea inicial y luego el mercado le indica que tiene que ir por otro lado, y hay que reorientar, redirigir. Hay que tener flexibilidad. Es muy difícil que la primera idea que se tiene funcione. Siempre hay que reorientarla de alguna manera. Requiere redifiniciones posteriores.

Si no, la realidad de impone.

3. No tener instinto de autoconservación

La persona al frente de un negocio tiene que estar preocupada por la autoconservación de su empresa. A largo plazo la empresa tiene que subsistir. Y este concepto se da de bofetadas con el concepto de maximización de beneficios. Este principio puede dar muchos beneficios a corto plazo, pero a costa de cargarte el futuro de la compañía, y esto no quiere decir necesariamente que la compañía tenga que desaparecer.

No se toman suficientes decisiones para hacer la empresa sostenible en le futuro. Y entre estas decisiones está delegar funciones y garantizar que la empresa puede funcionar más allá del fundador. Y, así, en el futuro es una empresa mediocre. Y hay que velar por la compañía en el largo plazo. Esto no tiene que ver con conseguir los suficientes beneficios para sobrevivir a corto.

4. Falta de compromiso en el equipo (es tu responsabilidad)

Un líder tiene que ser capaz de responder a la siguiente pregunta: ¿qué decisiones debo tomar para situar el negocio en el medio plazo en las condiciones más competitivas posibles? Y esto requiere dos cosas: primero, aprender constantemente a hacer las cosas mejor (que dentro de tres años las cosas no se hagan de la misma manera, porque las condiciones cambian, la competencia mejora…), y, segundo, garantizar el compromiso de la plantilla: aunque tengas los mejores procedimientos, como tu plantilla no esté comprometida con el proyecto, olvídate.

¿Qué tipo de personas entran en tu organización? ¿Con qué criterios entran? Esto lo tienes que decir tú.

5. Sobreprotección

Para que un emprendimiento salga adelante, requiere compromiso. Un fuerte liderazgo tiene detrás un fuerte compromiso. Eso es un punto positivo. La empresa es como un hijo para el emprendedor y tiene un compromiso vital con esto. Y esto es positivo. Pero, a la vez, tiene el peligro de que, como es su propio hijo, está excesivamente pendiente de él, sólo yo sé lo que es mejor para él y estoy menos abierto a propuestas de otros. Lo cuido y lo sobreprotejo. Eso me impide estar atento a las propuestas de otros.

6. Dificultad para soltar cuerda

Soltar cuerda significa tener a la gente preparada para poder sustituirte. Y poder sustituirte en cualquier momento. Esto consiste en tener a un equipo de gente que comparta tus valores, la finalidad de la empresa, y a los que se les haya transmitido el por qué. Sin eso, difícilmente se puede decir que estés dirigiendo bien tu empresa. Una empresa no puede ser dependiente de una única persona. Es peligroso para la autoconservación del negocio.

Un buen líder lo que busca siempre es hacerse prescindible, que la empresa pueda funcionar sin él. Y esto es muy difícil: uno siempre quiere ser el centro de la cosa y tener todo controlado y que nadie pueda segarle la hierba. Si eres capaz de rodearte de un buen equipo, no sólo no te segarán la hierba, sino que, además, te reconocerán como el que ha sido capaz de llevar la organización.

Si eres responsable, tienes que ser sustituible. Y tienes que buscar con antelación tres o cuatro posibles sustitutos tuyos.

7. Convertirse en santurrón

La definición en este caso es del experto en liderazgo Ronald Heifetz. «Si haces evidente y constante tu convencimiento de estar en el camino correcto, corres el riesgo de parecer un santurrón. Y eso puede generar resistencias en los demás. Algunos pueden reaccionar a la santurronería reviviendo lo que sintieron bajo la presión de unos padres muy dominantes y directivos. Y es posible que eso les lleve a presentar una resistencia adolescente y a obstaculizar el avance de tus objetivos», asegura.

Noticia extraída de: emprendedores.es