Tener liquidez es lo que da libertad a una empresa a tomar decisiones. El problema está en una gestión eficiente de la tesorería, algo a lo que no se ha dado –por regla general– la importancia que debería tener.
«La gestión de la tesorería es un área que no está suficientemente valorada en las empresas. Se la considera una parte de la función administrativa que se gestiona a posteriori. Mientras el banco me vaya autorizando gastos y yo vaya cobrando, da igual que mis cuentas estén un poco ajustadas. Sin embargo, lo que hay que hacer es una auténtica previsión de futuro y, en función de eso, tomar medidas”, sostiene Isidro de Pablo, ex director del Centro de Iniciativa Emprendedora (Ciade) de la Universidad Autónoma de Madrid.
Según este experto, la gestión de tesorería debe ser siempre previsional, a futuro, por lo menos, con un horizonte de seis meses vista. “Se debe hacer un seguimiento de cuáles son tus cobros previsibles, cuáles son tus compromisos de pago fijos y tus obligaciones de pago contraídas como consecuencia de la actividad cíclica de tu negocio”. El objetivo siempre debe ser el de conectar la información contable con la información financiera o de los bancos a través de un presupuesto de tesorería y gestionarlo todas las semanas, dedicándole un tiempo a actualizar esa previsión de tesorería y analizarla.
Esto puede parecer simple teoría, pero la realidad es diferente. “La mayor parte de directivos y, sobre todo, emprendedores hacen una gestión financiera con el retrovisor. Piensan que como en el pasado ha ido bien, el futuro también será igual. Por eso es muy importante la gestión financiera integral de la empresa que significa planificar el futuro, controlar lo que está ocurriendo e integrar todo en el estado de tesorería”, subraya De Pablo.
DÓNDE ESTÁN MIS EUROS
Para Navarro, de Improven, existe un grave problema de percepción. Se tiende a gestionar la empresa desde la cuenta de resultados y no desde la caja. “Saber dónde se encuentra cada euro de la empresa en cuanto a caja y rentabilidad debe ser una prioridad para poder tomar las mejores decisiones”.
Por ejemplo, en un período estable, la cuenta de resultados y la caja se comportan de manera similar. Pero en otros inestables, la cuenta de resultados va por un lado y la caja, por otro. “Muchas empresas se guían por su cuenta de resultados que, aunque sea buena, puede llevarte a concurso. La cuestión a resolver es saber exactamente si tengo dinero o no para dentro de unos meses. Porque si no lo tengo, por mucho que disponga de una cuenta de resultados fantástica, la realidad de mi empresa es bien distinta”, afirma este experto, que pone un ejemplo: “Tu banco te retira una póliza de crédito de 500.000 euros. De eso, la cuenta de resultados ni se entera. A efectos prácticos, tienes 500.000 euros menos en tu caja y la cuenta de resultado te sigue diciendo que estás bien. De hecho, muchas empresas que están en concurso tienen cuentas de resultados positivas”.
¿Por qué existe entonces esa mala gestión de caja? Básicamente, porque existe la idea errónea de que en tiempos de bonanza no hace falta gestionar la caja. “Como los bancos nos daban dinero, no te preocupabas de ella. Cambia el ciclo económico y la mayoría de las empresas siguen con las mismas prácticas erróneas. Y ahora lo único importante es la caja”, dice Navarro, autor del libro ¿Quieres salvar tu empresa? (Gestión 2000).
Sin embargo, no es lo que hace la mayoría de empresas.
CUESTIÓN DE MENTALIDAD
¿Cómo deberíamos entonces revisar la caja? “Lo primero –apunta Navarro–, es una cuestión de mentalidad. Hay que pensar que la caja es muy importante para la supervivencia de la empresa. Puede parecer una tontería, pero cuando uno piensa que algo es importante es cuando empieza a buscarle soluciones. Lo que ocurre es que muchas veces no se sabe que eso es importante”.
El segundo paso es tener un plan de tesorería, que nos ayude a saber qué tengo que pagar y que cobrar en los próximos meses para ver si hay desfases. Y, en tercer lugar, “muy importante, hacer un seguimiento para evitar las desviaciones. Te puedes encontrar con que un cliente te ha dejado colgado con 120.000 euros, que es dinero que no ha entrado en la caja. Eso te obliga a hacer una revisión casi semanal, y en muchos casos, en situaciones extremas, diaria de tu caja revisando y analizando los pagos y cobros pendientes”, subraya este experto.
Ese plan de tesorería permite divisar muchas líneas de acción: Tenemos que cobrar eso, retrasar aquello otro, aplazar eso, ampliar aquello, etc. “Si ves que no vas a tener dinero para pagar las nóminas del mes que viene, y éstas son más importantes, por ejemplo, que los pagos a proveedores, pues tendrás que sentarte a negociar con los proveedores para ver las posibilidades que tienes de hacer frente a esos pagos. El plan de tesorería te permite ver cómo se va desarrollando todo y anticiparte a los posibles y futuros problemas, evitando que te lleguen sin conocerlos previamente. Tienes visibilidad de lo que pasa en lugar de ir a ciegas”, añade Navarro.
COLCHÓN DE TESORERÍA
De Pablo recomienda, además, acumular un remanente, un colchón de tesorería que le sirva a la empresa como balón de oxígeno. “Lo ideal sería disponer de él antes de la crisis para poder tener libertad para, por ejemplo, comprar a un competidor en crisis o hacer una inversión en equipos con buenas condiciones, etc. No obstante, hay que procurar no precipitarse en decisiones de inversión que no vayan a generar un retorno rápido”.
Otra recomendación del director del Ciade es estudiar a tus competidores para saber por qué están teniendo problemas y qué se puede aprender de ello. “Es importante para anticipar posibles amenazas de futuro: una posible compra, una alianza o quedarte con una cartera de clientes de un competidor que tenga un cierto perfil o afinidad con la tuya”.
También puedes evaluar nuevos mercados. “Si no lo has hecho antes –señala De Pablo–, ahora existe la posibilidad de aprovechar oportunidades que antes no eran atractivas por comodidad, por lejanía, por falta de comunicación, etc. Tal vez sea la oportunidad de internacionalizar, de expandirte
a otras regiones o de franquiciar tu negocio”.
Para financiar todo esto –volvemos a la casilla de salida– es muy importante tener tesorería: “Si la tienes, tendrás fuelle para aguantar una financiación a clientes, acumular inventario o comprar barato activos o género de otra empresa”.