Estudios de todo el mundo reflejan que cada vez más candidatos mienten (por exceso o por defecto) en su CV, sin darse cuenta de que los filtros y controles de los reclutadores hacen inútil cualquier engaño.
No importa las veces que se advierta sobre lo inconveniente que resulta, o la demostración palpable de que los reclutadores cuentan con métodos, herramientas y filtros para combatirlo… El hecho es que mucha gente (cada vez más), trata de engañar a los empleadores en el currículo, falseando experiencia, habilidades, aptitudes y hasta la vida personal.
El empecinamiento de muchos aspirantes es tal que incluso mienten en uno de los principales filtros para detectar las falsedades, como es la entrevista de trabajo: Ron Friedman, el psicólogo autor del bestseller The Best Place to Work, asegura que «el 81% de la gente miente durante una entrevista».
Fenómeno creciente
El 70% de los reclutadores usa las redes sociales para comprobar lo que dicen los aspirantes
En 2011, algunas investigaciones mostraban que un 40% de los currículos que reciben las empresas contiene datos erróneos, o que no son verdaderos. Además, una investigación desarrollada por TalentWise en 2013 concluía que los perfiles junior (entre 18 y 34 años) son más proclives a falsear datos en su vida laboral que los candidatos de mayor edad. Esto se explica porque los jóvenes son más propensos a correr riesgos, aunque sepan que mentir en este tipo de cuestiones pasa factura a largo plazo.
Hace menos de un año, una evaluación realizada por la consultoría Risk Advisory Group cifraba en un 70% el porcentaje de currículos que contiene falsedades e imprecisiones, frente al 63% de 2015.
Ahora, el estudio HireRight’s 2017 Employment Screening Benchmark Report asegura que un 85% de los candidatos suele mentir en el CV, frente al 66% de hace cinco años.
Para empezar, los empleadores se fijan cada vez más en la capacidad del candidato que en los títulos académicos. Esto convierte en inútil cualquier intento de engañar al reclutador.
Un 39% de los candidatos sigue publicando en redes fotos o contenidos inadecuados
A esto se añade que los empleadores consideran cada vez más irrelevantes los éxitos pasados de un aspirante, así como la forma en la que éste los vende gracias a un currículo tradicional. En los currículos de última generación se pide información muy completa sobre habilidades soft, muy difíciles de maquillar. Y por si no fuera suficiente, conviene recordar que el objetivo del currículo es llegar a la entrevista de trabajo. Quien se vende por encima de sus posibilidades, tiene todas las papeletas para ser descubierto por el entrevistador.
Recuerde además que los reclutadores no son sus amigos. Usted no tiene que agradar al reclutador, sino más bien transmitir que se trata de la persona correcta para el puesto. Para eso debe informarse de la posición, cómo se trabaja en la compañía y qué tipo de organización. El reclutador analizará si su perfil encaja en esa empresa.
Redes vigiladas
El empecinamiento en mentir se traslada a la entrevista, que es el gran filtro contra las falsedades
Vigilar las redes sociales y comprobar en ellas lo que dicen los candidatos es ya una tarea cotidiana de los reclutadores. Según un reciente estudio de CareerBuilder, el 70% de los empleadores (el 60% lo hacía en 2016) usa ya las redes sociales para comprobar la veracidad de lo que afirman los candidatos en sus currículos, antes de que éstos lleguen a la entrevista que, entre otras cosas, resulta ser un filtro determinante para comprobar si se miente. Esto forma parte de lo que ya se denomina como social recruiting.
Según esta investigación, los reclutadores buscan sobre todo información acerca de la cualificación para ese puesto concreto (61%); sobre la vida y actividad online del aspirante (50%); o acerca de lo que otra gente dice acerca de ese candidato (37%).
A pesar de que esta actividad de los reclutadores es cada vez más intensa, parece que muchos usuarios de redes sociales (y posibles candidatos) no parecen advertir aún las consecuencias de lo que publican en ellas, sin tener en cuenta que esta actividad puede perjudicarles al pretender un empleo.
Hoy el 85% de los aspirantes miente en su currículo, frente al 66% que lo hacía hace cinco años
La investigación revela que un 39% de los candidatos sigue publicando fotos, vídeos o contenidos inapropiados o «provocativos». Concretamente, un 38% publica información en la que se le descubre emborrachándose o consumiendo drogas. Y un 32% hace comentarios discriminatorios sobre género, religión o raza que son, curiosamente, aspectos íntimos en los que un entrevistador no puede entrar si se llega a esa fase del proceso de selección.
Además, el 27% de los candidatos miente sobre su cualificación profesional y un porcentaje idéntico muestra en las redes pésimas habilidades de comunicación, mientras que un 23% comete la imprudencia de compartir información confidencial acerca de su anterior trabajo o empresa.
Referencias reales
La importancia que los reclutadores dan a lo que amigos, colegas o jefes dicen sobre el candidato explica, asimismo, el peso creciente de los programas de referencias dentro del reclutamiento social. Cada vez más compañías aplican estas estrategias, que en el futuro llevarán a fijarse más en la actividad en redes sociales que en el propio currículo. En este tipo de programas, si el candidato es referenciado y finalmente es contratado, la persona que le recomienda dentro de la compañía puede recibir un bono económico en función del perfil profesional del elegido.
Noticia extraída de: expansión.com