4 grandes verdades sobre planificación financiera

0
1325

Para empezar, el estado financiero más importante que debe mirar no es la cuenta de explotación sino la tesorería.

¿Cuánto dinero necesitas realmente cada semana, cada mes, cuando te pones en marcha? Se le da más importancia a la financiación de activos fijos que al margen de maniobra. Se infravalora la necesidad de circulante.

1. ¡Ojo! con los desfases de tesorería

Antonio Manzanera, de Savior Venture Capital, pone un ejemplo muy gráfico para explicar los desfases de tesorería: “Imagina que abres un taller mecánico y el primer día entra un cliente que te dice que te traerá una flota de 200 coches para reparar. Contratas mucho personal y equipos para arreglar los vehículos. Una vez reparados, el cliente se los lleva y también tu factura. Llega fin de mes y el cliente no paga. Mientras los proveedores exigen los cobros de los equipos que les compraste y además tienes que pagar a tu personal. Y te ves en la obligación de cerrar el negocio. ¿Qué dice tu contabilidad? Que has contabilizado una factura con muchos ingresos, porque has tenido un cliente con 200 vehículos para reparar, que has tenido también unos gastos y que has generado beneficios, pero la realidad es que, como aún no has cobrado ni sabes cuándo lo harás, no tienes ni un euro en tu caja y te ves obligado a cerrar. En una gran compañía, la gestión de los ingresos y gastos, cobros y pagos es tal que permite decir que cuanto más vendes, más dinero tienes en la caja. Pero en el caso de un emprendedor, no. De ahí que el estado financiero más importante que debe mirar no es la cuenta de explotación sino la tesorería, porque eso le permitirá saber si su empresa traduce sus ventas en dinero y si es capaz de llegar a pasado mañana. Y esa información se encuentra en el estado de tesorería, no en la cuenta de explotación”.

2. Una venta acaba cuando se ha cobrado

Juan A. García Cascales, de Balanza Financiera, recuerda que “el ciclo de una venta se cierra cuando el dinero está en la caja de la empresa y no antes, porque hasta ese momento sólo tenemos una venta, pero puede que la cobremos con retraso e, incluso, que no la cobremos nunca”.

3. Hay otra financiación más allá del capital riesgo

Carlos Conti, de Inveready, subraya que “una de las confusiones de las empresas de base tecnológica en etapas iniciales son las alternativas de financiación que tienen abiertas. Si sus necesidades son, por ejemplo, de un millón de euros, piensan que la única opción es financiarse con capital. Pero hay otros instrumentos financieros según necesidades y etapa de desarrollo. A lo mejor una empresa que ya factura tres millones no tiene que financiarse sólo con capital, que es la financiación más cara, que conlleva dilución y, en muchos casos, derechos políticos reforzados dada su posición de minoría con un nuevo pacto de socios y un puesto en el consejo de administración. Puede también buscar un préstamo participativo o un préstamo convertible o hasta financiación de tipo venture debt –que ofrecemos en Inveready– además de combinarse con las distintas alternativas de financiación pública, que hay muchas y muy interesantes”.

4. No te olvides de tener un colchón

Vicente Pardo, de Capital Asesores, subraya que “el colchón de tesorería es un recurso muy importante, sobre todo, al inicio. Se deben calcular plazos, que sirvan de garantía –por si no vende y no cobra, o de que venda, pero cobre tarde o mal–, o desde el punto de vista de una caída de las expectativas de la actividad y que permita seguir trabajando y cubriendo costes. Según la media de los proyectos que he gestionado, un emprendedor que empieza debería tener un colchón de entre 18 y 20 meses. Puede parecer exagerado, pero es mejor prevenir. Y ese colchón debería tener cubierto, como mínimo, todos los gastos fijos o costes fijos ordinarios (alquiler mensual, nóminas, suministros, etc.)”.

Noticia extraída de: emprendedores.es