Estrategia
No dejar claras las prioridades de la empresa para los empleados puede generar conflictos operativos que hacen perder dinero: en torno a un 15% de los beneficios se van por esto.
La priorización a nivel estratégico y operacional es, a menudo, la diferencia entre el éxito y el fracaso. Pero muchas organizaciones lo ignoran o lo hacen deficientemente”, apunta Antonio Nieto-Rodríguez, presidente mundial de Project Management Institute. Una afirmación que ilustra con un ejemplo real: “Una empresa de servicios postales pide a sus empleados que se concentren en dos prioridades operativas: la eficiencia (reducción de los plazos de entrega) y la satisfacción del cliente (asegurarles una buena experiencia). Las cosas parecen funcionar bien hasta que una empleada debe atender a un anciano, que le pide más atención de la habitual. La empleada no sabe por cuál de las dos prioridades marcadas por la empresa está por delante porque la eficiencia y el servicio al cliente entran en contradicción en este caso. La alta dirección ha creado un dilema operativo sin darse cuenta. Algo que, por ejemplo, no sucede en Ryanair donde todos los empleados saben que la eficiencia es la prioridad, por delante del servicio al cliente”.
¿Cómo evitar este tipo de errores?
El presidente mundial de Project Management Institute propone una simple hoja de ruta que llama la jerarquía del propósito, y que se resumen en estos puntos:
Propósito. Pregúntate cuál es el propósito de la organización, cómo se persigue mejor y cuál es la visión estratégica que apoya este propósito.
Prioridades. A partir del propósito y la visión establecidos, analiza qué es lo más importante para la organización a partir de ese momento y cuáles serán las prioridades ahora y en los próximos dos a cinco años.
Proyectos. En base al propósito y las prioridades establecidas, piensa ahora cuáles son los proyectos más estratégicos y a los que debes dotar de recursos. O dicho de otra forma, ¿qué proyectos se alinean con el propósito, la visión y las prioridades, y cuáles deben ser detenidos o desechados?
Personal. Analiza quiénes son las personas más indicadas para ejecutar esos proyectos.
Rendimiento. Y control de los resultados. Debes fijar esa valoración del rendimiento del proyecto a partir de los beneficios, el impacto y los objetivos conseguidos y no por el alcance, el costo y el tiempo, que es como generalmente se mide. ¿Cuáles son los objetivos concretos y sus resultados que pueden ayudarnos a medir el rendimiento real y la creación de valor?
Noticia extraída de: emprendedores.es