El titular de Trabajo se enteró de la supresión de los 426 euros cuando lo anunció Zapatero en el Congreso. A la mayoría del Gobierno le ocurrió lo mismo. El ministro, “incómodo” con la política económica.
Llegó al Gobierno desde la UGT el pasado 20 de octubre tras las huelga general del 29-S y para hacerse cargo del Ministerio de Trabajo y ya se está planteando dejar la cartera. Valeriano Gómez, según han contado a LA GACETA fuentes de su entorno más personal, se siente “verdaderamente muy incómodo con la política económica que se está aplicando” y que el propio José Luis Rodríguez Zapatero improvisa día a día con las directrices que le marcan la Unión Europea (UE) y los propios mercados internacionales.
La gota que colmó el vaso de la paciencia del recién nombrado ministro de Trabajo fue el anuncio que el presidente del Gobierno hizo el pasado miércoles en el Congreso, anunciando la supresión de la prórroga de la ayuda de 426 euros a los parados. Gómez se enteró de la medida sentado en el banco azul al escuchar al presidente. La sorpresa, según fuentes de su entorno, “fue máxima”, aunque desde Moncloa aseguran que “la supresión no puede sorprender a nadie, porque era una medida excepcional y tenía fecha”.
Con todo, no faltan destacados socialistas que comprenden a Valeriano: “Se suponía que el que se iba a comer los marrones era el ministro saliente”, dicen en alusión a Corbacho.
Según fuentes gubernamentales consultadas por LA GACETA, a estas alturas –y lleva en el cargo solo 48 días– el desencuentro entre el presidente y el ministro de Trabajo parece “total”. En este mismo sentido, se apunta a que Octavio Granado, secretario de Estado de la Seguridad Social y hombre que sonó como posible ministro, “vigila de cerca los pasos de Valeriano”, según han contado fuentes parlamentarias que trabajan con ambos codo a codo en la comisión del Pacto de Toledo.
La última reunión de la comisión, en la tarde del pasado miércoles y sólo horas después de que Zapatero hubiese anunciado el paquete de medidas que hoy aprobará el Consejo de Ministros, fue una “muestra viva de ese marcaje” que Granado hace sobre su jefe. Según las mismas fuentes, “cada vez que el ministro se salía del guión de los ajustes marcado por Moncloa, Granado le corregía, incluso con gestos”.
Desconcierto total
El ministro del Trabajo no fue el único que quedó descolocado y desconcertado el pasado miércoles viendo y oyendo cómo el presidente anunciaba unas medidas que, en buena parte, afectaban a muchos departamentos del Gabinete.
De hecho, eran “pocos, muy pocos” los que conocían los planes de Zapatero. Según han contado fuentes socialistas, el hasta no hace tanto todopoderoso ministro de Fomento y vicesecretario general del PSOE, José Blanco, “no conocía todos los planes”, y eso que la privatización de AENA afecta de lleno a su ministerio.
Tampoco ninguno de los socios de Zapatero, que siguen clamando por un Pacto de Estado entre socialistas y populares. El presidente del PNV, Iñigo Urkullu, recogió ayer el testigo de esta demanda tras la intervención de Coalición Canaria en el Congreso.
A todo esto se suma la incertidumbre, alentada desde distintos sectores del Gobierno, sobre si habrá o no medidas adicionales a las ya anunciadas en el Consejo de Ministros de hoy, que preside Rodríguez Zapatero y por el que el presidente ha suspendido su participación en la Cumbre Iberoamericana de Argentina.
“Que no, no habrá más medidas de las nueve que enumeró Zapatero en la tribuna”, reiteran desde Moncloa. Asimismo, descartaban ayer la celebración de una cumbre extraordinaria de jefes de Estado de la Unión Europea sobre la que se viene especulando desde el miércoles.
Apelan, por ejemplo, a la presencia del primer ministro portugués, José Sócrates, en la cumbre, y las fuentes consultadas por este diario añaden que “una cita así no se improvisa en dos horas, y parece que convocarla después de que el BCE se haya pronunciado (y las Bolsas vuelvan a subir) no es lo más prudente, podría generar más incertidumbre en los mercados”.
Otras fuentes de la Eurocámara consultadas por LA GACETA mantienen lo contrario. Pese que ya hay una cumbre convocada el día 16, “podría haber sorpresas”. No obstante, desde el Gobierno apelan a lo anunciado por Zapatero.
Sin embargo, no faltan fuentes parlamentarias que dejan entrever que el PP ya ha dado su visto bueno al retraso en la edad de jubilación a los 67 años, sugiriendo que podría ser “un buen golpe de efecto” anunciarlo tras el Consejo de hoy. Sin embargo, desde Moncloa reiteran que no, apelando, en este caso, a la necesidad del Ejecutivo de contar con el pertinente informe preceptivo de la subcomisión del Pacto de Toledo antes de decidir nada. En definitiva, “el presidente se ha comprometido a controlar un Consejo de Ministros muy importante”, reiteran desde Moncloa.
La oposición
En el Partido Popular no dan crédito a la deriva de Zapatero y su Gabinete.La portavoz del PP en el Congreso, Soraya Sáenz de Santamaría, denunció ayer la improvisación de Zapatero, sobre todo por su plantón a la XX Cumbre Iberoamericana, y ya han presentado una batería de preguntas parlamentarias al respecto. Los dirigentes populares sospechan que Zapatero anunciará hoy algo más.
“Si es que está a las órdenes de Bruselas esperando los papeles para seguir el dictado”, apuntan mientras inciden en que esa “es la ventaja y el inconveniente, que no manda”. Desde la Dirección del PP concluyen que, una vez que Zapatero trasladó las medidas en el Congreso, “no tiene sentido que no vaya a la cumbre y deje tirados al Rey y a los demás. ¡Sería tremendo, un bluf!”.
Noticia extraída de «La Gaceta»