Se acabó la alegría. Trini ya no se ríe y Zapatero ya no es optimista antropológico, pero para compensar, una oleada de sexo inunda las páginas de los periódicos. Y a Juan José Millás le ha afectado de forma virulenta.
Toda la prensa refleja la hecatombe. Zapatero está depre y lo ve todo fatal. El Mundo: «Hasta Zapatero admite que hay riesgo de volver a la recesión». ABC: «Zapatero se vuelve pesimista sobre el futuro del paro». El País: «Zapatero advierte del riesgo de recaída ante un crecimiento débil». La Gaceta: «El jefe del Gobierno reconoce que la recuperación es incierta en su progresión». La Razón: «Zapatero vira a un discurso pesimista en el debate sobre el paro».
Pedro J. dice que «el presidente hizo un discurso más pegado a la realidad (…) Qué feas debe de ver las cosas para hablar así». En su opinión, si los ciudadanos «castigan al PSOE» en las elecciones autonómicas, «Zapatero debería convocar elecciones». Y lanza una advertencia a Rajoy para echarse a temblar. «Al vincular las expectativas de recuperación económica con un cambio de Gobierno está asumiendo una responsabilidad enorme». A Rajoy le va a dar un soponcio. Concluye Pedro J. que Zapatero «reconoció su impotencia ante la crisis», que el Gobierno «está desbordado» así que «cuanto antes haya un desenlace, mejor».
David Gistau también ve muy abatido a Zapatero. Dice que habría que «reconocerle que no hace trampa ni coloca ilusiones averiadas como el buhonero que estafa con un crecepelo milagroso -¿tiene amnesia, Gistau?-«. Y el obituario. «Nada queda de la descarga eléctrica del cambio de Gobierno que iba a servir para asaltar las próximas elecciones. Nada queda, ni siquiera ganas de seguir mintiendo». También Justino Sinova dice que «la legislatura ya está agotada» y «Zapatero tendría que ofrecer un acto de grandeza y poner fin al suplicio». Que te pires, Zapatero, viene a decir el diario de Unidad Editorial.
El Mundo también habla del subidón erótico que arrasa Cataluña. «Idioteces varias sobre sexismo e igualdad», titula. «Varias ocurrencias de distintos ámbitos demuestran estos días hasta qué punto el concepto de la igualdad está sirviendo para iniciativas rayanas en el disparate cuando no en la idiotez». Sobre el orgasmo montillesco, dice que «el PSC tiene complicado acusar de sexismo a nadie (….) ¿Por qué no un hombre haciendo lo propio? Si esto lo hubiera hecho el PP (…) habría que oírles».
ABC hace leña del Zapatero caído. «El de ayer fue un Zapatero noqueado, un ‘patriota de hojalata’ desarmado que por primera vez arroja la toalla». Más misericordia muestra en el editorial. «El último discurso de Rodríguez Zapatero sobre la crisis oscila entre la impotencia frente al paro y la política de humo con una agenda social improvisada» y alaba la «encomiable y tardía sinceridad» del presidente. Ignacio Camacho dice que «el presidente del Gobierno parecía ayer Adriano Celentano» y que «el tipo que negaba la crisis ha pasado a confesarse desbordado por ella». Un desastre total.
Y el periódico está indignadísimo porque La Moncloa está haciendo un tú sí tú no con los periodistas que van a ir al Sahara. «Moncloa monta un viaje de prensa al Sahara al dictado de Marruecos». ABC no está en la lista. «Será porque ABC no practica el tipo de periodismo acomodaticio que el Gobierno pretende», se queja. El País,El Mundo y TVE son los afortunados elegidos de Mohamed. Qué envidia.
Para La Razón ha llegado el «fin del efecto Rubalcaba». «Un desconocido Rodríguez Zapatero apareció ayer en el Congreso (…) con un semblante serio». En el editorial, certifica con visible tristeza que «la velocidad a la que se ha deteriorado la credibilidad del nuevo gabinete ha sorprendido a propios y extraños y ha sumido de nuevo a la militancia socialista en una postración melancólica».
También se refiere a los videoporno. Dice que «el sexo no aparece» entre las «principales preocupaciones de los catalanes» según el CIS. ¿No? Pues quién lo diría. En el editorial se pone serio. «La procaz estrategia revela la ínfima calidad de una parte de esa clase política y la pobre opinión que tienen de sus potenciales votantes». Aburridos, estos de La Razón.
La Gaceta se pregunta «cómo se puede confiar en un hombre así». Se refiere a Zapatero, claro, del que dice que «está en las últimas» porque «su discurso ya no convence a nadie y ayer fue vapuleado como un pelele (…) por un Mariano Rajoy demoledor». Pero sigue, «la baja forma de Zapatero se traducía en una vaga aceptación de la realidad que le llevaba, contra sus principios, a poner voz al pesimismo».
También tiene unas letritas para Cataluña. «La campaña de las elecciones catalanas se pone cachonda, con perdón» -¿Se habrán puesto colorados los de La Gaceta por la palabra ‘cachonda’? Qué remilgados, con lo que se cuece estos días-. Y no le gustan los jadeos de Nebrera porque «parecen los de un reumático después de subir siete pisos andando». Ay hijo, qué exigente, que está fingiendo, tonto.
Público, que sigue su particular campaña contra los dineros de Cospedal, acude al rescate de Zapatero a costa de Rajoy, que llegó «a allanarle el camino y servirle en bandeja una salida más que airosa» del debate del paro.
Sobre la pornocampaña catalana habla Manuel Saco, mi favorito. Dice que «la semana comenzó con el vídeo de las juventudes hitle…perdón, del Partido Popular» y continuó con «el mensaje de las Juventudes Socialistas de Catalunya, que prefieren hacer el amor en vez de la guerra. Es que los chicos de la izquierda sólo piensan en follar», constata. Juan Carlos Escudier se dedica al escándalo del «tal Sostres». Aunque luego parece que le conoce muy bien, porque nos cuenta su curriculum de pe a pa. «Estamos a un paso de que se exija a los intervinientes –en las tertulias- que se desnuden mientras despotrican, aunque se podrían hacer excepciones con Dávila o Sopena si es en horario infantil». Toma leñazo a Sopena.
El País también vio otro debate distinto. Vio un Zapatero fuerte, duro, un espadachín que se «batió» con Rajoy y le «desmontó tres tópicos». En el editorial se deshace en halagos a los «aciertos» del presidente mientras se lía a estacazos con Rajoy por sus «invocaciones genéricas», sus «acusaciones de campanario» y por pedir elecciones anticipadas.
«Jadeos, orgasmos y otras vías para (mal)vender al candidato», titula lo de los vídeos porno. Me encanta como lo cuentan. Vean «El martes fue el videojuego del PP; desde una gaviota, la candidata, Alicia Sánchez-Camacho, cazaba a inmigrantes ‘ilegales’ (…). El miércoles, el vídeo del orgasmo de una ciudadana al votar, realizado por las juventudes del Partit dels Socialistes». ¿Qué falta? Bingo. El nombre de Montilla. ¿qué más? Que si el video porno era de las juventudes socialistas el de Sánchez Camacho también era de las juventudes del PP. Estos chicos de El País cómo son, pero cómo son.
Y a Juan José Millás le han llegado los efluvios pornocatalanes y, como en El Perfume, se ha sumado a la orgía. Empieza muy serio su columna «Fuera de mí». «Estoy lejos de casa por razones de trabajo» -¿en Cataluña, quizá?-. Hasta ahí bien. Continúa contando que ha instalado cámaras en su casa para poder entrar en ella desde su portátil. Vale, cada uno tiene sus cosas. Nos describe su casa, «equipada con muebles del Ikea». Todo normal, como casi todo el mundo. «Más que pensar, soy pensado, y por un empresario sueco». Ya se empieza a poner rarito. «En esto, aparece una sombra y, enseguida, el cuerpo que la proyecta. Se trata de una amiga a la que he pedido que vaya de vez en cuando a echar un vistazo y a regar las plantas». Uf, qué susto, menos mal, eso también es habitual. Pero ahí ya empieza a desvariar. «Por alguna razón incomprensible, tras quedarse en bragas y sujetador, recorre el salón (…) Sabía que las mujeres se paseaban desnudas por el interior de mi cráneo, pero no de mi piso». Eso por espiar. «Mi amiga no es sueca, es extremeña, pero encaja bien con los muebles de Ikea», dice el muy xenófobo. «Ahora se ha sentado en el sofá que yo mismo armé (…) Empieza a masturbarse, de modo que salgo a cien por hora de mi propio cráneo (¿o era mi piso?)». Se me ha caído un mito. El de la primavera la sangre altera. Tengo un amigo psicólogo. ¿Alguien quiere su teléfono?
NOTICIA DE «LIBERTADDIGITAL.COM»